miércoles, enero 11

Navegando en el velero Tin Tin por el interior de la Isla Fraser, en Australia


29º.- ISLA FRASER (AUSTRALIA) NAVEGANDO ENTRE BAJOS


Durante siete semanas estuvimos en la Marina de Bundaberg (Australia) atendiendo las primeras necesidades del Tin Tin tras dar por finalizada la temporada de navegación 2011, que se saldó con 3347 millas navegadas y séis meses de singladuras desde que salimos de Nueva Zelanda.

La decisión de abandonar Bundaberg la tomamos tras valorar, por un lado las posibilidades de que un huracán afectase el área en los próximos meses y por otro el excesivo coste económico que suponía “disfrutar” de unas instalaciones absolutamente aisladas (a 17 km de la ciudad) y en una costa con muy pocas motivaciones.

La travesía que teníamos prevista hacia el Sur con el fin de llegar hasta Sydney, que distaba 603 millas, no iba a ser fácil ya que los vientos predominantes son del SE y se han de esperar unas condiciones meteorológicas muy determinadas para poder navegar con vientos portantes. El paso de la retaguardia de una alta presión por la costa Este de Australia, puede crear vientos del primer y cuarto cuadrante (el viento en las altas presiones en el hemisferio Sur, giran en el sentido contrario a las agujas del reloj) y ello propiciar unas condiciones aceptables de navegación.


Así que una vez tuvimos el barco arranchado y sobre todo reparado el piloto automático principal, empezamos a buscar una ventana meteorológica para zarpar. Pero la meteorología no colaboraba con nuestro proyecto. Muy cerca de Bundaberg, había pasado hacía una semana la tormenta tropical Fina, la cual nos afectó parcialmente. Este fenómeno meteorológico correspondía al primero de la sesión de huracanes (Noviembre a Mayo) y al bajar de latitud se convirtió en una profunda borrasca que era la culpable de las condiciones meteorológicas adversas que nos impedían zarpar. Así que en compañía de las tripulaciones de otros cuatro barcos transmundistas, pasamos las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Afortunadamente los pronósticos fueron cambiando poco a poco y...


 
a partir del día 3 de Enero de 2012 parecían darse unas buenas condiciones para los siguientes días, así que zarpamos en dirección a Fraser Island. Esta gran isla dispone de un intrincado conjunto de canales que posibilitan acceder al Sur de la misma y así ahorrarse las 50 millas que supondría rodearla por el Norte. En la imagen se puede apreciar una línea de color azul que parte (arriba a la izquierda) de Bundaberg y que corresponde al rumbo teórico que predeterminamos para el acercamiento a la isla de Fraser. Un círculo de color rojo señala la posición del Tin Tin en ese momento.


Cincuenta y siete millas nos separaban del primer punto de fondeo, millas que recorrimos prácticamente a motor al tener escaso viento y de componente Sur. El planteamiento era acercarse lo mas posible a la salida a mar abierto (por la parte Sur de la isla de Fraser) ya que dos días mas tarde podríamos aprovechar el role del viento al Norte y zarpar hacia Sydney.


En la tarde, una vez nos aproximamos a isla, nos cruzamos con varias embarcaciones de pesca que se dedican al arrastre. Desconocemos cuales son las especies habituales de captura y su criterio a la hora de seleccionar el tamaño de la pesca. Esperamos que estos profesionales hagan de su trabajo un ejercicio de ética en consonancia con el resto de sus conciudadanos aficionados a la pesca deportiva, los cuales miden todas y cada una de las capturas antes de meterlas en la cesta. En el tema de acatar y respetar las leyes, los australianos son absolutamente irreprochables.


En la siguiente imagen se puede apreciar la posición del Tin Tin acercándose al inicio del paso, una red de canales de 35 millas de extensión. La profundidad decrecía de manera constante y era necesario localizar el sistema de balizamiento de la entrada del canal principal para seguirlo escrupulosamente. Afortunadamente la cartografía Cmap93 resultó bastante precisa.


Pero a veces, por mucho que se escudriña el horizonte, es extremadamente difícil localizar las balizas. La carta te indica que la señalización está ahí, pero no te lo crees hasta que la has visto. En el momento de la fotografía la tarde ya estaba avanzada y un virazón quería hacer acto de presencia complicando mas aún la localización precisa del pase.


Después de un periodo de tensión donde era necesario acertar a la primera ya que la noche no tardaría en llegar, localizamos la baliza que indicaba el extremo de la entrada y nos introdujimos en el canal principal. Como veis en la siguiente imagen, abandonamos la línea azul que nos sirvió de referencia hasta ese momento y pusimos en marcha el modo track en el navegador con el fin de ir dejando impreso en la cartografía el rumbo realizado. Se puede observar que tras el Tin Tin se va delineando una estela de color rojo. Este sistema es de vital importancia cuando se barajan áreas complicadas ya que, ante cualquier dificultad, se puede dar la vuelta siguiendo el track realizado anteriormente con total seguridad.


El balizamiento por este área es adecuado. Pero eso nunca se sabe hasta que tienes la experiencia completa. Por un momento piensas que la ruta debería estar marcada de forma similar a una carretera, con sus laterales bien definidos, una pista llana...y en el tema que nos ocupa, profunda. Pero en la realidad, la inmensa mayoría de las ocasiones, la ruta en nada se asemeja a la pista automovilística que nos es tan familiar, y por lo tanto, el disponer de una buena cartografía, el uso continuado de los prismáticos y gozar de cierto instinto náutico, serán las claves para realizar estos tránsitos sin demasiados sobresaltos. En la imagen una señal lateral que indica, tanto por su forma cónica como por su color verde, que es el margen de estribor del canal elegido.


A última hora de la tarde, llegamos al área de fondeo que habíamos previsto. Un lugar cercano a un extenso manglar, con aguas en calma, muchos mosquitos y donde creímos ver entre la espesura a varios cocodrilos, animales estos muy habituales en los hábitats naturales de Australia.

En la imagen se pueden ver dos líneas azules que corresponden a otros tantos tracks que nos pasaron dos veleros amigos, uno estadounidense y el otro alemán. La línea de color rojo, como ya dijimos anteriormente, corresponde a nuestro propio track.

Es una práctica bastante habitual que entre barcos de crucero los primeros en pasar por lugares complicados envíen la información a sus amigos que seguirán la misma derrota. Es muy importante tener en cuenta el calado del barco que suministra el track, siempre es preferible que sea igual o mayor que el propio. En todo caso y por razones obvias, desaconsejamos para los monocascos los track realizados por catamaranes.



Después de navegar 57 millas prácticamente a motor y tras pasar la noche tranquilos y relajados bajo un cielo absolutamente despejado pudiendo contemplar la constelación de Orión cuya estrella central marca el paso del ecuador celeste, amaneció un nuevo día, a hurtadillas...

Para asumir las siguientes 35 millas fue necesario controlar el horario de la marea. Este día la pleamar estaba prevista a las 05.10 (2,55 metros) y la bajamar a las 11.25 (1,29 metros) así que si zarpábamos al amanecer nos cogería la vaciante hasta el último tramo del pasaje. Con nuestro calado de 2,20 metros, no nos podíamos permitir ese riesgo. Así que decidimos salir con la siguiente creciente cuya pleamar sería a las 17.08 (2,22 metros) por lo tanto saldríamos hacia el medio día. Aquí el tiempo jugaba en nuestra contra, ya que de tener cualquier contratiempo nos pillaría la noche sin poder llegar con luz al otro lado. Tal y como teníamos previsto, zarpamos a las 12.00.



No tardamos en empezar a encontrarnos con problemas. Recorridas unas 10 millas desde el fondeo, entramos en una zona con escaso calado. En los instrumentos que muestra la fotografía se pueden apreciar los siguientes datos: el de la izquierda indica la velocidad de la embarcación en ese momento: 3,1 nudos. En el centro la dirección por la que el viento incide en la embarcación, en este caso por la amura de babor y su intensidad 15,1 nudos. Y en el instrumento de la derecha señala el calado (una vez descontados los 2,20 metros del Tin Tin): 0,2 metros de agua ¡solamente 20 centímetros de agua entre la orza y el lecho del canal!


Con los nervios a flor de piel, pero con la seguridad de que una eventual varada rápidamente sería superada por la subida de la marea, fuimos poco a poco zigzagueando por lo intrincado del lugar. Nota importante: aconsejamos que jamás se pasen lugares delicados a la pleamar, ya que una varada en ese momento traería consigo graves problemas al tener que esperar al menos otras doce horas para volver a disponer de una nueva oportunidad donde intentar zafarse de la trampa.


Pero unas millas mas adelante de nuevo se volvieron a dar unas circunstancias delicadas. En una amplia curva fue el lugar donde nos encontramos con las condiciones que se pueden observar en la imagen: ¡solamente 10 centímetros de agua bajo la orza! Pero no quedó ahí la cosa... ¿que suponéis?... pues eso ¡que tocamos!. Lamentamos no haber tenido el ánimo para sacar la fotografía correspondiente a una sonda de 0.0, pero ocurrió. Por un breve instante la impecable orza del Tin Tin se arrastró arando literalmente el fondo. En ningún momento quedamos detenidos y afortunadamente impactamos sobre un sustrato arenoso.


Con el corazón en un puño, seguimos a rumbo, muy pendientes de la hora que marcaba el nivel de la marea creciente. Afortunadamente el track que seguimos por esta última parte de la travesía era bueno y nos mantuvo en todo momento alejados de los bajos fondos. En estas condiciones se llega a lamentar el no haber tomado la decisión de rodear la isla por el Norte, y aunque hubiera que navegar 50 millas mas, no tener que preocuparse por bajos fondos, pero como se dice en nuestro país: a lo hecho pecho. La realidad es que no estábamos acostumbrados a navegar por lugares tan escasos de agua y esta nueva experiencia tardaríamos en verla con la objetividad necesaria.


Por fin el pasaje llegaba a su término. El canal navegable era mas profundo y ancho. De todas formas no se podía bajar la guardia y mantuvimos la tensión hasta el final. Parece mentira la sensación de bienestar que se siente en esos momentos. De nuevo el Tin Tin contaba con suficiente agua bajo su quilla y podía desarrollar todas sus condiciones marineras plenamente ¡libre de ir a donde le plazca!


En la siguiente imagen se puede apreciar la segunda parte de la travesía y en color rojo el track dejado por el barco. Realizar este pasaje por dentro de la isla de Fraser, nos ahorró 50 millas pero puso a prueba nuestros nervios y nuestra capacidad para asumir este tipo de retos con un barco que dispone de un importante calado. Los riesgos eran mínimos, asumibles... ¡pero que fácil es decirlo ahora!


Ya estaba próximo el siguiente fondeo, la prueba estaba a punto de ser superada. En la imagen uno de los extensos bancos de arena sin cubrir aún por la marea y sobre él un cartel indicando que nos encontrábamos en un parque nacional. Cientos de aves de diferentes tamaños y colores nos daban la bienvenida a Great Sandy Strait.


Cuando llegamos al punto de anclaje que habíamos elegido, largamos el hierro en 8 metros de agua, nos relajamos y disfrutamos de un paraje muy bello y salvaje. En la imagen se puede ver la posición de fondeo del Tin Tin. A 10 millas de distancia está la salida a mar abierto y sobre la carta se pueden observar dos posibles rutas para superar la barra con sus bajos fondos. Para ello aprovecharíamos la primera marea del día siguiente.


Y así se llevó a cabo. A las 06.00 horas de la madrugada, pasábamos la barra de Wide Bay Bar y poníamos proa a Gold Coast, la primera recalada prevista en la travesía a Sydney y a 135 millas de distancia. Pero esto os lo contaremos para la próxima ocasión.


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