16º.-SUVA, CAPITAL DE LA REPUBLICA DE FIJI
¡Bula! (hola en fijiano)
Y al final, después de una larga y complicada travesía en la que recorrimos 1.177 millas desde Opua, Nueva Zelanda, al amanecer del día 22 de Junio nos encontramos a escasas millas de la capital de Fiji, Suva. Esa noche anterior estuvimos barajando el extenso arrecife de un gran conjunto de islas y bajos llamado Great Astrolabe Reef que se encuentra en la parte Sur de Suva. Lo pasamos en la oscuridad por la parte de barlovento y mantuvimos en todo momento una distancia mínima de cinco millas. A pesar de que las condiciones meteorológicas eran óptimas, el tener una costa cercana y desconocida a sotavento, incomoda la mente y nos mantuvo permanentemente en alerta. Al amanecer, ya habíamos dejado atrás el arrecife y por la proa destacaba la silueta de la costa de la isla de Viti Levu, una de las dos grandes islas que compone Fiji y que es donde se encuentra su capital, Suva.
Pocas horas después nos situamos frente a otro cinturón de arrecifes que forma parte de la barrera que protege la bahía de Suva Harbour. Dar con el pase no fue sencillo, el Sol aún no había alcanzado mucha altura y además como consecuencia de su declinación en esta época del año (invierno austral) se encuentra marcadamente hacia el Norte, lo cual hizo que lo tuviésemos en nuestra proa dificultando seriamente la identificación del balizamiento que marca la entrada del pase. Con mucho cuidado nos fuimos acercando a la posición donde nuestra cartografía digital señala la posición del pase llamado Luvu Passage.
Una vez localizado el balizamiento, y con la ayuda de los prismáticos, buscamos dos marcas en tierra en forma de torres cuadrangulares y de color blanco que componen la enfilación de entrada. En la mayoría de los pases principales, existe este tipo de señalización que consta de dos marcas, distinguibles desde muy lejos, separadas entre si verticalmente situadas en un promontorio frente al pase y que una vez alineadas (enfiladas) indican la ruta correcta. Después de atravesar la barrera y dejar a tras los fuertes rompientes que llegamos a tener por ambos costados, se hizo la calma mas absoluta. La bahía de Suva Harbour está muy protegida, por el exterior gracias al arrecife donde la mar deja toda su fuerza y por el interior como consecuencia de la orografía que componen las montañas próximas.
A escasas millas se encuentra la ciudad de Suva, con su gran puerto pesquero y comercial al frente y mas a babor se sitúa la marina Royal Suva Yacht Club. Cuarenta y ocho horas antes de recalar en Fiji, tuvimos que enviar desde el barco (a través de un E-mail vía Sailmail) un reporter de arribada a las autoridades del país. Esta formalidad náutica está perfectamente contemplada a nivel internacional, pero con los veleristas la mayoría de los países que hemos recorrido hasta ahora nunca lo habían exigido. El año pasado también lo tuvimos que cumplimentar antes de recalar en tierras neozelandesas. Tanto en Nueva Zelanda como en Fiji (y en un futuro en Australia) el incumplimiento de esta norma puede acarrear fuertes sanciones económicas e incluso prisión para el responsable de la embarcación. Bien, el primer trámite oficial ya había sido ejecutado, ahora cumpliríamos con la segunda normativa que indica la obligatoriedad de realizar una llamada por el canal 16 de VHF a Control de Puerto notificando la recalada, los datos de la embarcación, número de tripulantes y solicitar instrucciones. Una vez conseguimos el contacto por radio, nos indicaron que debíamos dirigirnos al fondeo en una zona determinada llamada “área de cuarentena” y una vez allí deberíamos llamar al Royal Suva Yacht Club para que éstos se pusieran en contacto con las autoridades encargadas de formalizar nuestra estancia en el país. Y así lo realizamos, fondeamos al lado de otro velero que había recalado unas horas antes que nosotros y pacientemente procedimos a la espera de las autoridades mientras arranchábamos la embarcación. Bajo la cruceta de estribor se exhibían las banderas de Fiji (bandera de cortesía) y bajo ella la que corresponde a la letra Q del sistema Internacional de Señales (totalmente amarilla que indica que la embarcación acaba de recalar y aún no ha formalizado los trámites oficiales correspondientes a sanidad) En la popa flameaba la bandera del barco (la bandera europea con la inglesa en su ángulo superior izquierdo) y bajo la cruceta de babor la bandera española identificando la nacionalidad de la tripulación.
Después de cuatro horas se acercó a nuestro costado una pequeña embarcación que traía al oficial de Customs (Aduanas) al oficial de Inmigración (Policia) al oficial de Agricultura (Biosecurity) y un médico (Sanidad) Todos subieron a bordo, todos sacaron papeles y mas papeles y por un momento el Tin Tin se convirtió en un centro burocrático de primer orden. La mayoría de los documentos debían estar realizados por duplicado e incluso por triplicado y para ello empezaron a “volar” sobre la mesa los papeles de carbón...azules...negros... Nuestros pasaportes para el oficial de Inmigración... la documentación del barco para el oficial de Aduanas... una pormenorizada lista de todos los alimentos, bebidas y productos frescos existentes a bordo para el oficial de Agricultura.... y por su lado el médico preguntándonos si había alguna peste a bordo... si estábamos enfermos... si nos dolía algo... Poco a poco se fueron aclarando todas las circunstancias, el conjunto de formularios fueron cumplimentados y sobre una carta náutica náutica debimos indicar cual sería nuestro itinerario durante nuestra estancia en Fiji. Llegó el momento de firmar las decenas de papeles... y entonces recordamos que a bordo del Tin Tin portamos un sello con su correspondiente tampón, que identifica al barco con su número de registro...etc Ante la incredulidad de las autoridades, y después de que ellos hubiesen puesto sellos oficiales por todos los lados, con fechas, autorizaciones, registros..etc....¡empezamos nosotros!... jejejeje... Recopilamos el conjunto de documentos y mientras que uno de nosotros estampaba su firma, el otro ¡zaca!...¡y zaca!...¡zaca!...¡zaca!...¡toma sello del Tin Tin!...¡moja!...¡dale!...
Todo debió de ser tremendamente satisfactorio para los oficiales, al final se recostaron hacia atrás y los cuatro pidieron un vaso de agua. Cuatro carpetas fueron introduciéndose en el interior de cuatro maletines, afloraron las sonrisas y los comentarios distendidos. En su presencia arriamos la bandera Q y a partir de ese momento nos sentimos de nuevo transmundistas náuticos y no empleados de una oficina de correos. Pero así y todo, el doctor no debía tener todos los trámites claros, seguía removiendo papeles hasta que en un momento determinado eligió uno de ellos, lo puso sobre la mesa y nos dijo: ¡un sello mas aquí por favor!
Ese día, como era lógico nos quedamos a bordo del Tin Tin, preparamos una buena cena y posteriormente dejamos de guardia al GPS en su función de alarma de fondeo durante toda la noche. Al día siguiente, con fuerzas renovadas, organizamos el dinghy, aseguramos el fondeo largando mas cadena y nos dirigimos hacia las instalaciones del Club Náutico donde pondríamos por primera vez los pies en tierras fijianas. En el exterior del Club tomamos un taxi que nos llevó hasta el centro de la ciudad. Una ciudad con 247.000 habitantes de los 837.000 que componen el conjunto del país que cuenta con 333 islas volcánicas de las que solamente 100 están habitadas. Por primera vez nos introducíamos en la Melanesia y ello nos sorprendió por la diversidad de etnias que conviven en Fiji. Por un lado están los fijianos (el 57% de la población) los autóctonos, y como en muchos lugares del Mundo, aquí también son los dueños sin tierra de su país. A ellos les corresponden los trabajos menos valorados y por lo tanto disponen del nivel de vida y educacional mas bajo. Por otro lado están los originarios de la India (el 38% de la población) cuyos miembros son dueños de la mayoría de los comercios junto con una minoría de chinos. Estos disponen de un mayor nivel de vida e incluso disponen de muchos comercios especializados para sus propias necesidades domésticas y culturales, ropas, alimentación... Y en el vértice superior de la pirámide se encuentran los “blancos”, o sea, australianos, neozelandeses e ingleses (el 5% de la población) que son los propietarios de los grandes negocios, empresas y la banca.
Estas tres etnias conviven como el agua y el aceite, juntos pero sin mezclarse. Pero hace muy poco, en el año 2009, el presidente del país derogó la Constitución he impuso la ley marcial como consecuencia de las relaciones convulsas que se originaron entre los fijianos y los indús. Afortunadamente las aguas volvieron a su cauce y en estos momentos parece prevalecer la calma. Todas estas características dan un colorido a la ciudad muy concreto e interesante, mujeres en saris, los hombres en pareos, el olor de especias chinas e indús, el curry presidiendo cientos de pequeños restaurantes... La vida es muy barata en Fiji, al menos para las economías occidentales. El cambio monetario en este momento está a 1Euro=2,50$F (1$USA=1,70$F)
Bueno, estaremos por aquí unos días mas y después recorreremos toda la costa Sur y Oeste de la isla de Viti Levu hasta la localidad de Lautoka donde daremos la salida del país para dirigirnos a Vanuatu... pero de todo ello ya os mantendremos debidamente informados. ¡Vinaka! (adios)
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