martes, agosto 24

El velero Tin Tin en el Reino de Tonga


1º.- LLEGADA AL REINO DE TONGA




Pues ya estamos en el Reino de Tonga y durante estos últimos días hemos estado tomándole el pulso a este nuevo país. El Reino de Tonga está dividido en tres partes, la del Sur se llama Tongatapu donde está la capital Nukualofa; la parte central se llama Ha'pai que es una extensa área donde predominan los arrecifes e islas pequeñas y la parte Norte (que es donde estamos) se llama Vava'u con su principal población de nombre Neiafu. Tonga tiene aproximadamente unos 100.000 habitantes. El rey, rodeado de nobles que dominan todo el país, se llama Tupou V y pertenece a una larga dinastía que data de 950 D.C. constituyendo la última monarquía absoluta del planeta. No obstante, después de muchas protestas internas, en el próximo mes de Noviembre habrá unas elecciones que serán el primer paso para acceder a una tímida democracia.




Cuando salimos de la isla de Bora-Bora, teníamos pensado recalar en la isla de Palmerston, en las Cook, y después en la isla de Niue, que es el país independiente mas pequeño del Mundo, pero la meteorología nos fue muy adversa y fuertes vientos del Sur azotaron toda la zona. Estos dos sitios no tienen fondeos protegidos, así que decidimos continuar directamente hasta Tonga. Fueron 1.300 millas duras, fuertes vientos con mares importantes y acto seguido extensas calmas, o sea, en este área no hay términos medios. Toda esta zona esta dominada por la ITCZ del Sur que es una zona de convergencia donde la meteorología se altera rápidamente y al mismo tiempo, como aquí ahora es invierno, también es barrida por las colas de frentes que se cuelan hasta estas latitudes desde sus borrascas situadas mucho mas al Sur. En definitiva, un área muy delicada que conseguimos atravesar sin ningún problema.


Cuando llegamos nos esperaban, vestidos con el traje tradicional tongano que es su uniforme, los agentes de Inmigración, Aduanas, Sanidad y Agricultura. Este último revisó el barco en busca de vegetales o frutas y se llevó la basura de a bordo. Todos ellos muy amables hablando un inglés muy particular. Nos dieron la entrada en el país por 30 días y al término deberemos obtener una Visa por otros dos meses, ya que para finales del próximo mes de Octubre deberemos estar en la parte sur, Tongatapu, donde prepararemos la travesía hacia Nueva Zelanda. Aquí, finales de Octubre principios de Noviembre coincide con la primavera y tendremos que esperar una buena ventana meteorológica para cruzar hasta el país de los kiwis. A demás, a partir del mes de Noviembre empieza la época de los ciclones tropicales por este área y debemos abandonarla para esas fechas.




Después de hacer los papeles en Neiafu, nos dirigimos al centro de este gran fiordo donde hay tres empresas de charter y tomamos un mooring por 15 pangas (1 euro = 1,85 pangas) la noche. Los moorings tienen mucha importancia aquí ya que los calados son próximos a los 30 metros. En Neiafu pasamos una semana, descansando de los 12 duros días de travesía y visitando la población. Las religiones occidentales mas importantes han echado raíz en Tonga y aliadas al poder, como siempre, tienen una gran influencia en los usos y costumbres de este pueblo. Por ejemplo, los domingos no se puede trabajar, pero incluso ¡no se puede ni siquiera nadar en la playa¡ Cualquier acuerdo que se realice en domingo es nulo, etc....




El primer domingo asistimos a misa en la iglesia mas importante de la población para ver a la gente, observar sus costumbres e interactuar con ellos. El rito religioso transcurrió entre cánticos de coros realmente bonitos. Y al principio y final del acto observamos a la gente llegar con sus mejores galas, habiendo un porcentaje muy alto de vestidos tradicionales tanto en los hombres como en las mujeres. Este atuendo consta de una larga falda, generalmente de color negro, y sobre ella una esterilla tejida de una especie de paja que sube por encima de las caderas y la sujeta un amplio cinturón. Pudimos observar que aquí no hay gente “guapa”, los rasgos son duros y mas próximos a los indonesios. Al contrario, por la Polinesia Francesa había rostros, tanto en hombres como en mujeres, realmente bellos, rasgos suaves y armónicos.




La vida es barata y extraordinariamente barata si se compara con la Polinesia Francesa. Un kilo de tomates vale 3 pangas y casi todos los kilos de todo...vale 3 pangas. La temperatura ha bajado sustancialmente, tanto en el ambiente como en el agua. Para bucear hemos tenido de poner el neopreno completo de 5 mm y así y todo salimos del agua con frío. Por el día la temperatura ronda entre los 23º/24º pero por la noche baja bastante y necesitamos cubrirnos con una manta ligera.




Un día vimos entrar por la bocana de la ensenada que da a Neiafu, un tremendo velero de dos palos. Este cuenta con 175 pies de eslora (52 metros) Llevaba la bandera española en la popa y la catalana bajo la cruceta de babor. El velero se llama Nirvana y pertenece al dueño de la marca de ropa Mango. Al día siguiente estuvimos con los dueños y con sus 9 tripulantes los cuales también eran todos españoles. Un velero impresionante y ultramoderno. Es extraño ver barcos de este calibre con bandera española, la inmensa mayoría tienen bandera inglesa y lógicamente la propiedad española pasa desapercibida hasta que te enteras. En ésto, hay similitud con el Tin Tin...jejeje...




Ahora nos encontramos en la isla de Tapana, en (18º42,714'S/173º59,410'W) a 12 millas de Neiafu (si colocáis esta posición en una carta, comprobareis que ésta está bastante desplazada hacia el Norte y el Oeste). Hace 20 años llegaron en un velero de 8 metros y sin motor, a esta isla una pareja de españoles, ella valenciana y él vasco y se afincaron aquí. Hicieron un chamizo con troncos de palmera y hojas de platanero y crearon el restaurante “La Paella”. Desde entonces, María y Eduardo han vivido relajadamente y mantienen vivo el restaurante. Su amabilidad y tremenda simpatía les ha hecho que el pueblo tongano los haya adoptado como propios.




La Paella dispone de un show “internacional” y es parada obligatoria para todos los transoceánicos que pasamos por aquí. Los dos nos recibieron con los brazos abiertos ya que no es fácil encontrarse por estas latitudes con españoles. Una noche subimos a tomar algo y a ver el show. Si Dali viviera y pasase por aquí, no sabemos si sería capaz de plasmar en su obra la movida de La Paella. María, ayudada por Williamy, un tongano amigo de ellos desde hace 20 años, cocina, pone y sirve las mesas mientras Eduardo hace la sangría y sale con su guitarra cantando “dame un clavel”, lleva un pantalón corto, una camisa de flores, una capa de tuno y un tricornio de la guardia civil en la cabeza. Cuando los gringos se percatan del acontecimiento, es como si asistieran al psiquiatra, pero la situación se relaja poco a poco...




Al final de la cena, se abre el telón pintado con motivos taurinos. Eduardo comienza la representación con música cubana y María le acompaña tocando las maracas y haciendo la segunda voz. Williamy, sentado al fondo y en el medio de los dos, toca el cencerro o los bongos. El show continúa, unos momentos de silencio, expectación profunda... suena un “poronpompero” y ¡aparece María en bata de cola bailando flamenco! ¡spanis is diferent! exclaman algunos... Los contertulios ya se han olvidado del psiquiatra, se han rendido y se unen a la fiesta... esto, aunque parezca mentira, ocurre en Tapana. Ya llevamos mas de una semana con ellos, son mayores y se les ve cansados, quieren retirarse y están buscando a quién traspasar el negocio he irse a vivir al otro extremo de la isla, pero seguro que La Paella ya no será lo mismo...



Bueno, os seguiremos reportando.


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