13º.-UN INCIDENTE NOS OBLIGA A RECALAR DE NUEVO EN NUEVA ZELANDA
Zarpamos como teníamos previsto del la marina MARSTEN COVE después de cumplimentar los trámites de salida del país ante las autoridades de Customs (Aduanas). En la bocana de la ría, afrontamos una buena marejada ya que coincidía la marea bajando y un fuerte viento del sur, que en ocasiones llegó a los 43 nudos.
Una vez doblado el cabo Marsten, la situación cambió radicalmente y pusimos rumbo directo a Fiji. La mar estaba muy formada, pero al tomar el viento y la ola por la aleta de estribor, las condiciones a bordo mejoraban sensiblemente. Solamente navegábamos con el génova a 1/3 y el tormentín cazado duramente a crujía para oponer un plano de resistencia cuando el barco comenzaba una guiñada en su intento de orzada. Pese a la escasa vela expuesta al viento, la velocidad oscilaba entre los 7 y los 8 nudos.
Después de doblar el Cabo Marsten, empezamos a observar que el piloto (Autohelm 7000) no funcionaba correctamente. El trabajaba, pero acusaba los bandazos del barco corrigiendo a una u otra banda acompasado con la embarcación...¡que raro!... El viento soplaba entre los 30/35 nudos con mar bastante formada, y el piloto, al no mantener metido el timón (cuando era necesario) hacia la banda correspondiente, el barco se salia de rumbo con tendencia a orzar... Hicimos mil trimados de velas y llegamos a conseguir cierto equilibrio, pero el instrumento iba mal. Al final, echamos mano de la lógica y nos dimos cuenta de que la avería podía estar en el fluxgate compass (instrumento que informa del rumbo al piloto automático) Hacía ya unas horas que la noche había hecho acto de presencia y una preciosa luna iluminaba nuestro zigzagueante rumbo. En un momento determinado, decidimos echarle valor al tema he intentar averiguar si el fluxgate compass podía tener algún problema. Isabel se quedó en la rueda mientras que Guillermo accedió al lugar de ubicación del instrumento. Se desatornilló del mamparo donde estaba instalado y rápidamente se detectó que en su interior había algo suelto.
Una vez abierto y después de mil dificultades para iluminarse y que los pequeños tornillos no se perdiesen por el plan como consecuencia del acusado movimiento de la embarcación, se pudo comprobar que un pequeño plomo de forma tronco-cónica que hace las labores de estabilizador al conjunto cardan, estaba suelto...¡hurra!...¡aquí está el problema!...pero...¿tendrá arreglo?
¡Bien!...no había nada roto, solamente se había desenroscado de su sitio (ese plomo tiene un tornillo pequeño pasante con una tuerca que lo solidariza al conjunto) Con toda la delicadeza que se podía dar en el momento y lugar, se consiguió atornillar el plomo con toda precisión y sin dañar los sensibles componentes internos del aparato...y...¡tachannnnn!...el piloto comenzó a trabajar como si fuese nuevo. Fijaros que tontería mas insignificante puede producir el mayor desánimo en una tripulación...¡un plomito que se desenrosca dentro del fuxgate compass! ¡como pueden poner dentro de tan delicado y vital mecanismo un sistema que se puede soltar!.. la verdad... parece que todo está dispuesto para que tarde o temprano falle...
Una vez subsanado el problema, nos sentimos felices, realmente felices...¡teníamos 8 días por la proa! A bordo, también disponemos de un segundo auto-piloto el Autohelm 6000, pero para las condiciones duras que reinaban en aquel momento el 7000 era el mas adecuado.
A las pocas horas el viento roló ligeramente, se mantenía en torno a los 35 nudos y decidimos trasluchar y atangonar el génova. Siguiendo todos los protocolos de seguridad que se establecen a bordo del Tin Tin para estas condiciones, comenzamos la maniobra. Al realizar la trasluchada, parte del génova que no se había enrollado, se apoyó sobre el stay de trinqueta y éste apoyo incidió en la línea donde la franja de protección UVA de la baluma termina y comienza la vela propiamente dicha. Ya tomando el viento por la otra banda, se procedió a cazar la escota de sotavento...y...¡zas!...la vela se rifó unos tres metros por una línea paralela a la banda de protección UVA y paralelo a la baluma.
Por un momento quedamos descolocados, no dábamos crédito a la situación. De un estado de euforia al solucionar el problema del auto-piloto, pasamos a un estado de desesperanza. Pero unos instantes después ya habíamos tomado la decisión mas adecuada a las circunstancias. Enrollamos firmemente la vela, izamos la trinqueta y pusimos proa a OPUA, una localidad situada a unas 90 millas al norte de Whangarei. Una vez a rumbo, llamamos por radio a las autoridades de Customs (Aduanas) notificándoles el incidente e informándoles de nuestra intención de volver a arribar a tierras de Nueva Zelanda para proceder a la reparación. Así mismo enviamos un e-mail a través del sistema SAILMAIL para que quedase constancia de la comunicación.
Cuando llegamos, a las 07.00 horas del día siguiente, ya nos esperaba una oficial de Customs que muy amable nos concedió un permiso especial hasta el 10 de Junio fecha en la que se acabaría nuestra anterior VISA. Acto seguido nos pusimos en contacto con una velería y a los 40 minutos vinieron a buscar la vela.
Una vez mas quedó patente la seriedad y profesionalidad de los neozelandeses. Al día siguiente ya estaba la vela reparada y esperándonos en el pantalán de la marina. La recogimos, pagamos por la reparación 150 $NZ (al cambio unos ¡83 euros!) y las trasladamos al Tin Tin que nos esperaba amarrado a un mooring (boya especial para amarrar las embarcaciones) que nos cuesta por día 7,6 $NZ (al cambio ¡4,20 euros!)
Amarrados en el interior de la marina, con todas las comodidades que ello supone, hubiera costado 26$NZ, o sea, 14,40 euros para una eslora de 47 pies. La verdad es que los precios en Nueva Zelanda son muy buenos, lo que pasa es que los transmundistas náuticos requerimos a veces de “muchos pocos”...
Bueno, el incidente en sí mismo, no ha supuesto mas que una novedosa experiencia, una enorme sorpresa, 83 euros y un importante cambio de planes. Y este cambio de planes es como consecuencia de que el anticiclón que habíamos aprovechado para “subir” hasta Fiji está pasando y si saliésemos ahora (con 8 días de travesía) hacia la mitad del trayecto, tendríamos vientos en la proa. Así que debemos esperar para coger el siguiente “tren” de altas presiones que según las previsiones será posible para el próximo día 28/29 del presente mes.
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