martes, septiembre 24

Un viaje a Kuala Lumpur

IMPORTANTE

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54.- KUALA LUMPUR, CAPITAL DE MALASIA

Después de haber realizado la mayoría de los trabajos de mantenimiento fin de temporada a bordo del Tin Tin, decidimos hacer una visita a la capital de este increíble país: Kuala Lumpur. A las 09.00 horas ya estábamos en la estación de Johor Baru esperando la salida del autocar en el que recorreríamos los 350 kilómetros que nos separaban de la principal ciudad del país.

 
Nos habían comentado sobre la calidad y comodidad de estos modernos autobuses, pero la realidad superó con creces nuestras expectativas. En su interior descubrimos un lujoso habitáculo con unos asientos enormes y especialmente confortables. Como no podía ser de otra manera el viaje (que transitó por una autopista de peaje de tres carriles donde el máximo de velocidad es de 110) fue muy agradable. El precio de este excepcional servicio fue de 35MYR por pasajero, lo que al cambio supone 8 euros. 
 
 
A nuestro alrededor fueron pasando diferentes paisajes con montañas de escasa altura y gran variedad de vegetación. Pero lo que predominó fueron enormes plantaciones de una especie de palmera de donde se extrae el famoso aceite de palma. Malasia es uno de los principales países productores de este aceite, un producto tosco pero excepcionalmente rico en vitaminas A y E. Aparte de los usos culinarios, también es utilizado para la elaboración de biodiésel, piensos y jabones.

 
El viaje a la capital duró tres horas y una vez que nos encontramos en Kuala Lumpur, lo primero que nos impactó fue la moderna Estación Central que comparten los autobuses y el sistema ferroviario del país. Un enorme reloj dominaba una gran sala dentro del edificio indicando diferentes horarios de algunas grandes ciudades del mundo entre las que se encontraba curiosamente una española, ¿adivináis cual?
 



Rápidamente tomamos un taxi que nos llevaría al Premiara Hotel donde habíamos reservado una habitación con una semana de anticipación. Por el camino, el conductor muy amable, se esforzó en hacerse entender en inglés. Es de destacar el patriotismo que demuestran los malayos, ya que hay banderas de Malasia por todas partes: en los edificios, por las calles, en el interior de los establecimientos, etc. y como no, en los taxis.
 

 
Es necesario comentar que para elegir un hotel por Internet en Asia, no es tarea sencilla. En primer lugar porque todas las ofertas van acompañadas de una publicidad extraordinaria que pretende ensalzar las cualidades del producto, a veces de una manera absurda. Se da el caso de que hay hoteles con piscina, pero donde rigen escrupulosamente las normas musulmanas y en este caso Isabel no estaba dispuesta a introducirse en el agua ataviada de abundantes y moralizadoras prendas de vestir. Otros ofrecen habitaciones excesivamente pequeñas, otras sin ventanas y muchos están demasiado alejados del centro. Después de estudiar el tema durante varios días, tomamos la determinación de optar por un hotel céntrico, de reciente construcción y con un precio acomodado a un rango medio/alto en relación con la economía del país. La habitación elegida saldría por algo menos de 50 euros la noche, con desayuno incluido. Pero hasta que uno no se encuentra en presencia de la realidad, nunca se sabe a ciencia cierta si el producto adquirido está de acuerdo con las expectativas. Después de un interesante paseo por las principales vías de la ciudad, nos encontramos ante el Premiara Hotel. La primera impresión no pudo ser mejor.

 
Tras los trámites pertinentes, nos acompañaron hasta la habitación ¿sería ésta como las publicitadas a través de Internet? La puerta se abrió y nos encontramos con lo que en Europa se entendería como una suite de 75 metros cuadrados excelentemente amueblada y decorada. Ésta disponía de dos espacios, contando el primero con una gran TV de plasma, frigorífico, cafetera, caja fuerte, plancha ¡y hasta báscula! Una gran cama presidía el segundo espacio situándose frente al espectáculo que representaba la arquitectura de la ciudad.



Nos encontrábamos en la planta 30 del edificio ante un ventanal que cubría por entero el lateral exterior de la habitación. A nuestros pies Kuala Lumpur, que es, con permiso de Singapur, una de las ciudades más desarrolladas del sureste asiático. Una ciudad moderna de rascacielos y zonas verdes en la que conviven en perfecta armonía una gran mezcla de culturas: principalmente malayos, chinos e indios.

 
Por una ventana lateral, frente a nosotros, las majestuosas Torres Petronas y al frente se encontraban algunos de los edificios más representativos de la ciudad. El aire acondicionado nos permitió aislarnos de la temperatura reinante en el exterior excesivamente alta y disfrutar del espectáculo mientras no dábamos crédito al acierto que habíamos tenido en la elección del hotel.


 
Una vez que hubimos tomado posesión de tan estratégica y cómoda atalaya, nos decidimos por dar el primer paseo por la ciudad, para lo cual escogimos los alrededores del hotel. Rápidamente se nota que la urbe bulle de movimiento y actividad. A diferencia de otras grandes ciudades que hemos conocido (por ejemplo en Sudamérica donde suele reinar cierto caos en la circulación) aquí se observa un orden no forzado, donde la ausencia absoluta de pitidos o frenazos contribuyen sin duda a la relajación de los viandantes. No obstante, por lugares transitados tanto por vehículos como por personas, hay que tener cuidado de no ser atropellados por los muchos automóviles eléctricos que se desplazan sigilosamente.

 
Al igual que en cualquier ciudad europea, frente a la salida de un gran centro comercial, un grupo de muchachos amenizaban el ambiente con su música, una mezcla de ritmos asiáticos y occidentales. Otros grupos musicales esperaban estoicamente la finalización del espectáculo para realizar posteriormente su intervención.
 

La población se muestra sensible a estas espontáneas actividades callejeras y la gente joven no pierde la oportunidad de fotografiar los eventos y enviar whatsaaps desde sus teléfonos. Y sobre éste particular comentaros que nunca habíamos visto semejante oferta de móviles y compañías telefónicas. Sin duda, el uso de estos dispositivos está invadiendo la vida del ser humano en cualquier rincón del mundo ¡que invento! ¡que necesidad tenemos de utilizar cualquier sistema que permita no sentirnos solos manteniendo la distancia!


Para nosotros, estas reuniones espontáneas en las calles, son sin duda una buena oportunidad para observar a las personas con sus reacciones más simples y naturales. Con cuidado de no herir susceptibilidades, aprovechamos también para disparar sigilosamente nuestras cámaras fotográficas intentando obtener instantáneas que sean representativas y espontáneas.
 
 
Malasia es sin duda un país extraordinario, donde conviven en paz y armonía muchas culturas muy diferentes. Hemos podido comprobar, en multitud de oportunidades, como la población se relaciona entre ella sin problemas y con absoluta libertad. Todas las posibles combinaciones entre las diferentes culturas (malaya, china e india) son posibles y dentro de cada una de ellas existen variadas formas de vivir sus propias costumbres. El ejemplo más significativo está en la población malaya ya que ésta es eminentemente musulmana, sin embargo esta singularidad religiosa se vive de muchas formas e intensidades. La inmensa mayoría de las mujeres malayas cubren su cabeza con el clásico pañuelo o hiyab, pero respecto al resto de la vestimenta existe una permisividad total. Es muy habitual observar mujeres que combinan el complemento tradicional con pantalones vaqueros, como se observa en la siguiente fotografía o con trajes largos de múltiples y variados motivos a cual más bonito, y en contadas ocasiones, hemos visto los burkas más conservadores.


En Kuala Lumpur el comercio es impresionante. Las calles están atiborradas de pequeñas tiendas donde se vende absolutamente de todo (desgraciadamente, el jamón ibérico, el queso de Cabrales y la sidra brilla por su ausencia...). Por otro lado existen multitud de centros comerciales muy elitistas donde ofrecen cualquier producto o marca considerados en Europa como exclusivos.
 

 
Durante el trayecto que recorrimos en taxi el primer día desde la Estación Central hasta el hotel, pasamos por un edificio de exquisita arquitectura que era el Museo Textil. Ello nos indicó que sin duda nos íbamos a encontrar con una gran oferta en este sentido. Al existir en el país varias etnias culturales y cada una de ellas tener sus propias características estéticas respecto a la forma de vestir, nos hemos encontrado con inmensas galerías donde se venden todo tipo de vestidos y complementos. Los hindúes disponen de una extensa oferta y el estilo que más nos ha llamado la atención son los atuendos femeninos con una variedad increíble de formas y colores como se puede apreciar en la siguiente fotografía. Los complementos para los varones, en este caso el calzado, son auténticas obras de arte.



 
 Por otro lado los malayos disponen también de una variedad sorprendente llegando a su punto más álgido en aquellas vestimentas destinadas a los actos sociales. De nuevo los colores atrevidos combinados con los diseños más tradicionales nos han sorprendido muy gratamente tal y como muestra la siguiente fotografía. Y para finalizar quedan los chinos, pero éstos utilizan generalmente los vestidos y complementos de nuestro mundo occidental y por ello no existe ninguna particularidad que mencionar. Al observar a nuestro alrededor tanta gente diferente, vestida de manera elegantemente tradicional y en su gran mayoría luciendo artículos de un indudable valor estético, no nos quedó otro remedio que identificar nuestras costumbres y estética con los chinos que pululaban por la ciudad. En este caso, y desde nuestra expectativa, el contraste es radical balanceándose sin duda a favor de unas culturas milenarias, la malaya y la india, donde todo es color y elegancia, muy lejos de la uniformidad que nos caracteriza a los occidentales y neo-modernistas.


 
Y por fin visitamos el icono más internacional de Kuala Lumpur, las Torres Petronas, dos moles impresionantes que dominan la ciudad y en las que se ha invertido una arquitectura magnificéntemente estética en consonancia con el desarrollo del país asiático. Las Torres Petronas tienen una altura de 452 metros y 88 pisos y fueron las más altas del mundo durante seis años hasta que el edificio Taipei, en Taiwan, las superó en 2004. Hoy en día siguen siendo un símbolo de Malasia siendo sede de compañías emblemáticas como la petrolífera Petronas y Microsoft Malasia entre otras.

 

 
Después de visitar las torres y el lujosísimo centro comercial que se haya entre ellas, localizamos otro lugar cercano que bullía de actividad y que figuraba como Edificio de Congresos. Sin duda se estaba desarrollando algún gran evento a la vista de la cantidad de gente que transitaba por el lugar, pero todas las especificaciones en forma de letreros y publicidad eran ilegibles para nosotros al estar escrito en malayo o chino. No obstante decidimos investigar y para ello nos adentramos en el edificio. Rápidamente nos dimos cuenta que era una Feria de Alimentación y entre otras muchas actividades, una de ellas había sido un concurso de tartas protagonizado por afamados chef de varios países asiáticos, cuyos ganadores veis en la fotografía.
 

Todo ello nos pareció tremendamente atractivo, así que raudos y veloces nos dispusimos a pasar al interior del recinto. Amablemente nos detuvieron en la puerta y con una espectacular sonrisa fuimos invitados a subir al segundo piso para realizar la inscripción ya que la feria era exclusivamente para profesionales del sector. Pero... ¡poco sabían los malayos y chinos de los “temporales” por los que ya habíamos pasado! así que después de corresponder con una sonrisa española de oreja a oreja, nos dirigimos con decisión hacia las oficinas indicadas. Allí nos esperaba una cola importante con personajes cuya apariencia física nos recordaban a Pedro Subijana o a Ferrán Adriá pero con los ojos rasgados... Al final, situados frente al mostrador, una señorita muy amable nos pidió nuestras credenciales, a lo cual y ante su asombro, le contestamos ¡que a eso precisamente habíamos venido a la Feria...! y sin saber muy bien como ocurrió y después de poner por nuestra parte un poquito de imaginación... salimos de la oficina con el título de Chefs del Café Malibú en España, y para que conste os mostramos la siguiente documentación.


Orgullosos y legalmente constituidos como profesionales del sector de la alimentación, salimos de aquella oficina con nuestra nueva certificación (y ahora, recordando lo acontecido, no sabemos muy bien lo que pudo pensar la china que nos atendió mientras Guillermo se alejaba del mostrador en pantalones cortos...) Ante las credenciales exhibidas se abrieron las puertas de la feria, y con nuestra singularidad occidental, nos introducimos en un mundo alucinante donde se mostraban todo tipo de productos alimenticios asiáticos. La inmensa mayoría eran extraños para nosotros, pero otros resultaron ser auténticas delicatessen (sin estar seguros al día de hoy si eran vegetales, carnes o pescados). Pero lo más emotivo de nuestra experiencia era cuando al pasar por los diferentes stands nos interpelaban con frases como: “Good morning chefs...” o “Chef, could you give your opinions on our products...?”
 

También y coincidente con nuestra estancia en la capital de Malasia, se celebró el 80 Aniversario de las Fuerzas Armadas. Y para ello se organizó un multitudinario evento en la Merdeka Square (Plaza de la Independencia). Después de un marcial desfile de los cuerpos que componen el ejército malayo ante las más altas autoridades y el público en general, se expuso en diferentes stands todo tipo de armamento mientras los soldados se mezclaron con la población, momento en el cual aprovechamos para sacarnos unas fotografías con tan fieros guerreros.
 

El viernes es un día importante para los musulmanes y fuimos espectadores de un acto religioso donde se congregaron cientos de seguidores. La edificación de color azul que podéis ver en la siguiente fotografía, es una mezquita y al estar ésta absolutamente abarrotada de fieles, al resto no le quedó otro remedio que extender sus tapices sobre la acera y carretera, orientarse hacia la Meca y seguir el ritual desde el exterior.
 

Desperdigados por la ciudad también hay varios templos hinduistas los cuales son excepcionalmente bellos con sus múltiples motivos ornamentales. Éstos están muy cuidados y en sus interiores suelen vivir pequeñas comunidades de monjes. Por 0,40MYR nos recogieron el calzado en la entrada y pudimos ser espectadores de un ritual en el que varios monjes bañaban, literalmente, a una serie de imágenes del dios Ganesha (la deidad con cabeza de elefante y cuerpo de hombre) rociándolas con leche(no sabemos de qué) Solo sabemos que era el ritual de la ofrenda y sentimos no poder daros más explicaciones ante nuestra ignorancia sobre la religión hindú.




Por otro lado los templos chinos son abundantes y espectacularmente bonitos, aunque más sobrios que los hinduistas y constantemente velados por una cortina de humo como consecuencia de la incineración de miles de espirales de incienso. En este caso, no estamos muy seguros si el templo también se utilizaba como posada o restaurante, ya que en su interior pudimos observar a varias personas degustando la clásica ración de arroz o simplemente que coincidía con la hora del almuerzo.
 


Y para finalizar os mostramos a una familia hindú que conocimos en un festival de música. Cuando te encuentras de frente con estas culturas tan orgullosas de sus propias tradiciones y todo ello reflejado en una forma de vestir tan armoniosa y elegante, nosotros, ataviados a lo turista occidental como era el caso o en el supuesto de portar los atuendos más habituales de nuestra vida “hipermoderna”... no podemos evitar sentimos decididamente grises.



Y con esta fotografía de Aahna una niña hindú de ocho años, ataviada de manera clásica, os queremos transmitir la misma alegría y serenidad que se desprende de su rostro. Originaria de la India y muy orgullosa de su nacionalidad malaya, es también un símbolo real de un país que ha sabido integrar diferentes culturas en una misma dirección socio-económica, esgrimiendo un alto nivel de tolerancia y respeto a los orígenes de cada cual. Malasia, todo un ejemplo de convivencia.


 
Esperamos que este nuevo reportaje, alejado de las cuestiones puramente náuticas, también sea de vuestro agrado. Recordar que para nosotros el navegar es un medio no un fin, un medio muy adecuado para visitar el mundo y darnos cuenta que no hay dioses, ni razas, ni valores mejores unos que otros y que solamente cuando compartes una sonrisa sincera comprendes el verdadero valor que debería imperar con carácter general en el ser humano.

Como siempre esperamos vuestros comentarios. Recibir un fuerte abrazo. Isabel&Guillermo

14 comentarios:

  1. Como siempre es un placer leeros y visitar con vosotros esos lugares.
    ¡Que cara mas dura!, mira que colaros en la feria gastronómica, ja,ja

    Un abrazo

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    1. Hola Javier, gracias por la intervención. Nuestra experiencia por la Feria de la Alimentación Asiática, ha sido muy satisfactoria y sin duda se enriqueció con nuestra singularidad occidental...jejeje... Un cordial saludo. Isabel&Guillermo

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  2. Me gustan sus reportajes y también su libro, pero no será tiempo de navegar y contar de ello.
    Porque la cosa, como que se está desviando. Preferimos saber de barcos que de autobuses.

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    1. Hola Bienes, muchas gracias por la intervención. Como ya comentamos en el reportaje la navegación para nosotros es un medio, no un fin en si mismo, por ello relatamos todas aquellas vivencias que están relacionadas directamente con el mundo de los transmundistas náuticos. Sentimos mucho que usted solo haya visto en el reportaje "autobuses" y más aún si pertenece a un club o asociación de navegantes y habla en nombre de todos ellos..."preferimos". De una u otra manera, en un mes, más o menos, los monzones cambiarán de dirección y retomaremos la navegación. Reciba un cordial saludo. Isabel&Guillermo

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    2. No hagáis caso; lo que más interesa de los viajes son las historias paralelas; el trayecto en sí muchas veces es monótono y repetitivo de leer o de escribir. Además cada uno cuenta el cuento cómo quiere, para eso lo vive uno mismo.

      Un saludo de La Maga

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    3. Hola La Maga. Muchas gracias por tu intervención, una intervención muy experimentada en los avatares náuticos. Recibe un cordial saludo desde Malasia de tus amigos Isabel&Guillermo

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  3. Magnifico reportaje ¡¡¡¡Que envidia !!!!!.Leído también el libro de Isabel,muy entretenido y ameno.Recibir un saludo afectuoso desde la Estaca de Bares,punto mas septentrional de España ja,ja,ja, Buena suerte.

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    1. Hola Vicedo, muchas gracias por tus comentarios. ¡Buen sitio la Estaca de Bares! buenos recuerdos de la Ria del Barquero y de las lubinas que hay por esas aguas. Recibe un cordial saludo. Isabel&Guillermo

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  4. Estupendo reportaje, enhorabuena, lo mio es la pesca pero me encanta el mar, un saludo desde sevilla

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    1. Muchas gracias Anónimo, quizás nos conocimos en nuestra visita a Sevilla y posteriormente a Cadiz dando charlas y jornadas. De una u otra manera, gracias por la intervención y recibe un cordial saludo desde Malasia. Isabel&Guillemro

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  5. Gracias por el reportaje. Muy interesante. ¡Buen viaje!

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    1. Hola Arte Pun, muchas gracias por la intervención. Nos sentimos muy complacidos de que te haya gustado el reportaje. Contamos con tus consideraciones y opiniones para los siguientes. Recibe un cordial saludo. Isabel&Guillermo

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  6. Isa, vas demasiado sexi, cuando casi todas las féminas van con velos y muy cubiertas, a ver si les cambias el chip a esa buena gente.

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    1. Hola Consti, algo de razón tienes pero que se va hacer soy una mujer occidental, no pretendo sembrar la semilla de la discordia pero lo que no tolero es la desigualdad en la vestimenta según el sexo. Si todas las personas tanto hombres, como mujeres vistieran según sus preceptos religiosos sería la primera en pasar lo más desapercibida posible pero lo normal es que los hombres vistan al más puro estilo occidental sin ningún signo externo que los encasille hablando de cuestiones teológicas. Me gustaría saber si realmente a las chicas les gusta llevar la cabeza cubierta en vez de lucir su melena al viento. Por si acaso yo llevo el pelo corto para no provocar un levantamiento en tierras musulmanas. Un beso

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