sábado, octubre 13

Ultima travesía del velero Tin Tin en su temporada 2012



47.- TRAVESÍA DESDE LA ISLA DE BALI HASTA MALASIA

Suponemos que la mayoría de vosotros ya sabéis que nos encontramos felizmente amarrados en la marina de Danga Bay en Malasia, habiendo dado por terminada la temporada de navegación 2012. No obstante aprovechamos para subir este reportaje que trata sobre la última travesía entre la isla de Bali (Indonesia) y Johor Bharu (estado del sur de Malasia donde se encuentra la marina Danga Bay).


Después de finalizar con éxito la reparación de la bomba de recirculación del motor propulsor del Tin Tin, en la isla de Bali, decidimos arrumbar directamente hacia Malasia, renunciando por el momento a visitar la gran isla de Borneo. Por la proa teníamos 940 millas para navegar por un área complicada, tanto por el intenso tráfico mercante y profusión de obstáculos destinados a la pesca, como por una meteorología nada propicia por presentar extensas zonas de calma y múltiples posibilidades de tormentas al norte del ecuador.


Por lo tanto afrontamos la travesía muy conscientes de sus características y alegres por haber solucionado el problema del motor y estar libres de nuevo. Los primeros días pudimos aprovechar muy bien las ventolinas dominantes y con toda la paciencia del mundo nos dejamos empujar hacia el norte, primero a través del Mar de Java hasta la isla de Belitung y posteriormente por el Mar de China.


Uno de los grandes inconvenientes de navegar por estas zonas, son las plataformas que usan los pescadores a modo de arrecifes flotantes. Éstos ofrecen a los pequeños peces un lugar para refugiarse del acoso al que se ven sometidos tanto por sus vecinos depredadores como por las aves. Al reunirse bajo estas estructuras, los grandes depredadores (bonitos, atunes, dorados, etc.) merodean por sus proximidades a la espera de una oportunidad para alimentarse. De ese modo los pescadores artesanales tienen “reagrupados” y relativamente localizados los lugares donde pueden obtener capturas fáciles e importantes.


Estas estructuras son pequeñas, de aproximadamente unos 15 metros cuadrados de superficie y están construidas con bambú. Se distribuyen por las proximidades del litoral, si bien las hemos llegado a detectar a más de 25 millas de la costa en aguas profundas. Hay cientos de estas plataformas, obviamente carecen de señalización nocturna y por el día exhiben diferentes formas tal y como podéis observar en las fotografías. Pero ¿cuántas de ellas no tienen o han perdido la marca? El peligro real que entrañan estas estructuras para una embarcación de cierto porte, no es el abordaje en si mismo, sino las altas posibilidades que existen de bloquear la hélice con los cabos que fondean las plataformas si se navega a motor.


Durante los tres primeros días un régimen de ventolinas nos permitió hacer modestas singladuras sin poner el motor en ningún momento. Para ello debimos de mostrar todo el trapo disponible a una brisa de aleta, que por su intensidad aparente, debilitaba aún más la posibilidad de contar con una fuerza propulsora suficiente para permitir una media de velocidad aceptable. Pero navegábamos sin prisas y el Tin Tin con arrancada conseguía fácilmente los 4/5 nudos, así que nos relajamos y solamente manteníamos una muy intensa vigilancia del horizonte tratando de detectar a tiempo cualquier obstáculo.


Los días y las noches pasaron lentamente. El hecho de estar rodeados de islas con una población importante, promovía la aparición de obstáculos constantemente. Pocas veces tuvimos los 360º de horizonte libre de plataformas u otras embarcaciones.


Los barcos de pesca indonesios son muy particulares y los hay de todos los tipos y tamaños. Por estas aguas no acostumbran a ver veleros como los nuestros y en muchas ocasiones alteran sus rumbos y se acercan al barco descaradamente con el fin de observarnos y saludarnos. Nos fuimos acostumbrando a estos encuentros, pero siempre estaba en la mente la posibilidad de un abordaje intencionado: un acto de piratería. No obstante las frías estadísticas indican que desde hace más de diez años no se da por estas aguas (Indonesia y Malasia) un acto de violencia contra una embarcación deportiva extrajera. Así y todo nos mantuvimos alerta de cualquier movimiento extraño por parte de las embarcaciones locales.


Nos encontramos con muchos remolques como el de la siguiente fotografía. Desconocemos cual es el material o producto que transportan, pero en alguna ocasión, al escudriñar el horizonte con los prismáticos y encontrarnos el remolque en lontananza, creímos estar en presencia de alguna isla desconocida y no cartografiada. Generalmente por la noche el remolcador exhibe las luces reglamentarias, pero nunca vimos luz alguna en el remolcado.


El tráfico pesado también fue muy abundante, pero se daba de forma más periódica al cruzar líneas de tránsito frecuentadas por la flota mercante. Por estas aguas vimos buques de todos los tipos: mercancías generales, graneleros, petroleros, gaseros, quimiqueros, madederos, porta-contenedores, pasajeros... Afortunadamente, en los casos de rumbo comprometido, la inmensa mayoría nos han respetado variando su curso adecuadamente. Sólo en dos ocasiones nos vimos forzados a realizar una llamada por VHF para conocer la intencionalidad del mercante. Rápidamente nos contestaron muy cortesmente indicando que estaba todo controlado.


La pesca no fue muy abundante y debieron pasar muchas horas antes de obtener alguna captura. No obstante pudimos conseguir algunos bonitos y dorados que engrosaron nuestra reserva de proteína del congelador con el sobrante del consumo en fresco. Una mar llana por la escasez de viento y una velocidad media claramente perjudicada por ello, no contribuía precisamente a propiciar unas buenas condiciones para pescar al curricán.


Después de hacer una breve parada en la isla de Bawean, continuamos rumbo hacia el NW y al cruce del ecuador geográfico (por cuarta vez desde que zarpamos de España) conseguimos fotografiar la secuencia de cambio de latitud en la pantalla del GPS, donde quedan además reflejados todos los parámetros de navegación del momento. Como se puede observar en las imágenes, en la parte inferior izquierda, esa era la velocidad efectiva que estábamos dando en aquellos momentos, ya que nos afectaba una corriente contraria de un nudo de intensidad. Mientras que la velocidad del Tin Tin sobre la superficie de la mar era próxima a los 5 nudos, en realidad nos estábamos trasladando a 3,8 nudos. Estas condiciones de corriente desfavorable, se mantuvieron constantes durante la segunda mitad de la travesía y sus efectos llegaron a ser importantes hasta el punto de originarnos, solo por esta razón, un retraso de 22 horas en la arribada al destino.


Tal y como fuimos relatando en el blog adjunto http://singladurastintin.blogspot.com/ antes de nuestra arribada a la isla de Bintan, frente a Singapur, tuvimos un problema con el combustible al cambiar el depósito de consumo. El Tin Tin cuenta con dos tanques de diésel con una capacidad de 500 litros cada uno. Cuando quedaba un 20% de capacidad en el tanque Nº1, cambiamos al Nº2 para evitar el consumo supuesto de un combustible con gran proliferación de sedimentos. El depósito Nº2 aún conservaba combustible abastecido en Nueva Zelanda y posteriormente rellenado en Australia. En estos dos países, la calidad del diésel es extraordinaria, hasta el punto de no identificar a primera vista el producto ya que es completamente transparente. Cuando llenamos este tanque aplicamos el correspondiente tratamiento biocida y nos olvidamos del tema. Pero pasados dos años desde entonces, el combustible no estaba en buenas condiciones, la vida bacteriana se había apoderado de él (se han identificado más de 25 tipos de organismos que viven en el agua que contiene normalmente el diésel).


Al poco tiempo y después de observar irregulares cambios en el régimen del motor, revisamos los filtros previos decantadores y nos dimos cuenta que teníamos un grave problema: éstos se presentaban muy obturados de sedimentación y agua. Cambiamos los filtros de los dos decantadores (10 y 5 micras) y también el filtro principal del motor, y así, muy preocupados por el tema, recalamos en la isla de Bintan, a escasas millas del área con mayor tráfico marítimo del mundo: Singapur. Una vez confortablemente fondeados, procedimos inmediatamente a abrir uno de los registros del tanque y aplicamos el correspondiente tratamiento químico (biocida). Tras dejar actuar al producto durante toda una noche y tras la decantación de los residuos gracias a la inmovilidad de la embarcación, actuamos expeditivamente. Preparamos una manguera y una bomba eléctrica de trasvase de combustible. La manguera la solidarizamos a un bastón de madera con el fin de que se mantuviese completamente vertical, lo introdujimos hasta el fondo del tanque y fuimos lentamente extrayendo los residuos decantados. Tuvimos que sacar 45 litros de diésel hasta que el combustible presentó una apariencia aceptable.


La simple idea de quedarnos sin motor en las próximas horas como consecuencia de otro colapso de los elementos filtrantes, nos aterrorizaba. Por el estrecho de Singapur pasa un tercio de todas las mercancías que se mueven por el mundo, lo que viene a significar un buque cada 12 minutos. A ello hay que sumar el enorme movimiento interno en las extensísimas instalaciones con las que cuenta esta isla/país. En la siguiente imagen podéis observar (de color rojo) la ruta activada que mantenía el Tin Tin en su acercamiento al canal de tránsito, el cual está indicado por rayas discontinuas y flechas señalando la dirección del tráfico. Otra línea irregular de color azul que cruza el canal, corresponde al track (estela, rastro, rumbo seguido que ha ido dejando la embarcación en las cartas náuticas electrónicas) de un barco amigo que nos ha precedido hace un año. Este tipo de intercambio de información es muy habitual entre embarcaciones conocidas. El que va delante reporta a los que le siguen sobre los puntos más conflictivos enviando datos singulares, consideraciones personales, waypoints (puntos geográficos de significativa importancia determinados por sus coordenadas, latitud y longitud) y hasta el track de su ruta.


Una vez situados en los límites del canal de tránsito, llegó el momento más delicado. El conjunto de la vía tiene algo más de dos millas, lo cual deja una milla para cada sentido. Pero no creáis que los buques transitan unos detrás de otros equidistantes y en perfecta armonía... ¡no!... Dentro de cada espacio determinado para cada sentido, los barcos hacen sus adelantamientos, se pitan unos a los otros, se llaman por radio para establecer maniobras... Cuando se es espectador de semejante movimiento y contactos por la VHF (todo aparentemente caótico pero perfectamente organizado) aparecen todas las dudas e indecisiones del mundo ¡donde nos hemos metido! Al final hay que esperar hasta que se de una situación bien definida y que el primer barco en “abordar” transite lo más próximo posible al extremo lateral más cercano a nosotros. Una vez tomada la decisión, no hay vuelta atrás. Nos situamos a 90º del objetivo y aceleramos al máximo con el fin de pasar lo más cerca posible de la popa y que esta maniobra garantice el mayor tiempo para poder llegar al centro del canal antes de que se aproxime el siguiente buque.


Una vez superada la primera vía de tránsito, hay que concentrarse en la parte del canal de dirección contraria. Los nervios bien templados, ya que nos situamos en el centro y por lo tanto, aparentemente da la sensación que seremos abordados por ambos costados. Con un poco de suerte la cosa se aclara y hay que tomar de nuevo otra decisión firme y acertada.


La siguiente fotografía representa la situación que comentábamos anteriormente. En la misma vía de dirección, dos buques. El del fondo un porta-contenedores y en primer plano un barco de guerra (abastecimiento de combustible) de Estados Unidos adelantando al primero. Nos decidimos por “abordar” al barco de guerra y pasarlo por la popa lo más rápidamente posible.


Desconocemos si a bordo del buque estadounidense se disparó la alarma por proximidad de buque desconocido (el Tin Tin), pero conseguimos sobrepasarlo rápidamente después de alcanzarle la popa y sufrir severamente las turbulencias de su rápida estela.


Inmediatamente después tuvimos que esperar el paso de otro carguero, para lo cual nos quedamos en “terreno enemigo” tratando de calcular lo más exactamente posible el acercamiento a su costado y posterior pase por la popa.


En la representación gráfica que sigue (captura de la carta náutica electrónica) se observa el track del Tin Tin cruzando el canal y la maniobra última de espera. Una línea similar transcurre por la parte superior de la imagen y ésta es el track del velero amigo que había cruzado el canal por otro lado bastante más alejado y anterior al punto por el que lo hicimos nosotros.


Ya en la parte de Singapur, apareció una neblina muy persistente que dificultaba seriamente la visibilidad. Al SW de Singapur existen tres áreas enormes de fondeo donde esperan los “monstruos” turno de carga o descarga. Al fondo están unas de las múltiples instalaciones portuarias y entre todo ese lío, de vez en cuando aparecen mercantes moviéndose, embarcaciones de remolque, de prácticos, gabarras con mercancías, servicios varios... Una curiosidad: la embarcación que está prácticamente en el centro de la imagen (y que tiene una importante estructura sobre la cubierta, parecida a una botella de cocacola) es un buque de mantenimiento de los satélites del sistema de posicionamiento GPS.


Una vez que felizmente abandonamos el rompecabezas de las áreas de fondeo, nos fuimos metiendo por el canal que separa por el SW/NW Singapur de Malasia, y a las pocas millas tuvimos que cruzar el puente de la imagen que une los dos países.


Aunque el puente indica que hay una altura libre de 25 metros, nos preocupó la falta de perspectiva que origina una visión tan específica como la que representa la fotografía. Como era de esperar, nuestros 21 metros pasaron sin ningún problema.


A nuestro estribor iba quedando la isla de Singapur, fuertemente vigilada por patrulleras y con una valla electrificada que impide cualquier intento de inmigración ilegal de Malasia hacia el rico y próspero país. Por otro lado, desde la secesión de Singapur de Malasia (consiguiendo la independencia en el año 1970) las relaciones entre ambos países no están del todo establecidas y hay múltiples problemas diplomáticos entre ellos.


Y por fin, después de 4100 millas desde que salimos de Gold Coast en Australia en el mes de Mayo, llegamos a Malasia, destino último de esta temporada 2012 de navegación. En este momento estamos amarrados a la marina de Danga Bay en el estado de Johor Bharu, preparando al Tin Tin para que quede solo durante unos meses mientras hacemos una visita a España. Pero, sobre la marina y nuestras primeras impresiones en Malasia, versará el siguiente reportaje. Deseamos como siempre que éste haya sido de vuestra entera satisfacción y esperamos vuestros comentarios.



Recordaros una vez más que hemos abierto un nuevo blog (http://librosvelerotintin.blogspot.com/) específico para la información, distribución y venta de los libros MECIDA POR LAS OLAS de Isabel y DESDE LA MAR de Guillermo y que sacaremos al mercado el próximo mes de Noviembre. Esperamos que este nuevo blog sea de vuestro agrado y os pedimos, que en la medida que podáis, nos ayudéis a publicitarlo. Muchas gracias.

2 comentarios:

  1. Enorabuena por esta temporada, ya en el destino y con todos los reportes de vuestras travesia quiero deciros que has sido muy ilustrativas y con ganas de veros en la siguiente temporada por Indonesia. No antes tomar algo por España.

    Un fuerte abrazo a los dos y muchas gracias por el tiempo dedicado en el blog.

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    1. Muchas gracias Jesus, te deseamos una vida llena de satisfaciones. Recibe un cordial saludo.Isabel&Guillermo

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