IMPORTANTE
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54.- KUALA LUMPUR,
CAPITAL DE MALASIA
Después
de haber realizado la mayoría de los trabajos de mantenimiento fin
de temporada a bordo del Tin Tin, decidimos hacer una visita a la
capital de este increíble país: Kuala
Lumpur.
A las 09.00 horas ya estábamos en la estación de Johor
Baru
esperando la salida del autocar en el que recorreríamos los 350
kilómetros que nos separaban de la principal ciudad del país.
A
nuestro alrededor fueron pasando diferentes paisajes con montañas de
escasa altura y gran variedad de vegetación. Pero lo que predominó
fueron enormes plantaciones de una especie de palmera de donde se
extrae el famoso aceite
de palma.
Malasia es uno de los principales países productores de este aceite,
un producto tosco pero excepcionalmente rico en vitaminas A y E.
Aparte de los usos culinarios, también es utilizado para la
elaboración de biodiésel, piensos y jabones.
El
viaje a la capital duró tres horas y una vez que nos encontramos en
Kuala
Lumpur,
lo primero que nos impactó fue la moderna Estación
Central
que comparten los autobuses y el sistema ferroviario del país. Un
enorme reloj dominaba una gran sala dentro del edificio indicando
diferentes horarios de algunas grandes ciudades del mundo entre las
que se encontraba curiosamente una española, ¿adivináis cual?
Rápidamente
tomamos un taxi que nos llevaría al Premiara
Hotel
donde habíamos reservado una habitación con una semana de
anticipación. Por el camino, el conductor muy amable, se esforzó en
hacerse entender en inglés. Es de destacar el patriotismo que
demuestran los malayos, ya que hay banderas de Malasia por todas
partes: en los edificios, por las calles, en el interior de los
establecimientos, etc. y como no, en los taxis.
Es
necesario comentar que para elegir un hotel por Internet en Asia, no
es tarea sencilla. En primer lugar porque todas las ofertas van
acompañadas de una publicidad extraordinaria que pretende ensalzar
las cualidades del producto, a veces de una manera absurda. Se da el
caso de que hay hoteles con piscina, pero donde rigen
escrupulosamente las normas musulmanas y en este caso Isabel no
estaba dispuesta a introducirse en el agua ataviada de abundantes y
moralizadoras prendas de vestir. Otros ofrecen habitaciones
excesivamente pequeñas, otras sin ventanas y muchos están demasiado
alejados del centro. Después de estudiar el tema durante varios
días, tomamos la determinación de optar por un hotel céntrico, de
reciente construcción y con un precio acomodado a un rango
medio/alto en relación con la economía del país. La habitación
elegida saldría por algo menos de 50 euros la noche, con desayuno
incluido. Pero hasta que uno no se encuentra en presencia de la
realidad, nunca se sabe a ciencia cierta si el producto adquirido
está de acuerdo con las expectativas. Después de un interesante
paseo por las principales vías de la ciudad, nos encontramos ante el
Premiara
Hotel.
La primera impresión no pudo ser mejor.
Tras los trámites pertinentes, nos acompañaron hasta la habitación
¿sería ésta como las publicitadas a través de Internet? La puerta
se abrió y nos encontramos con lo que en Europa se entendería como
una suite de 75 metros cuadrados excelentemente amueblada y decorada.
Ésta disponía de dos espacios, contando el primero con una gran TV
de plasma, frigorífico, cafetera, caja fuerte, plancha ¡y hasta
báscula! Una gran cama presidía el segundo espacio situándose
frente al espectáculo que representaba la arquitectura de la ciudad.
Nos
encontrábamos en la planta 30 del edificio ante un ventanal que
cubría por entero el lateral exterior de la habitación. A nuestros
pies Kuala
Lumpur,
que es, con permiso de Singapur,
una de las ciudades más desarrolladas del sureste asiático. Una
ciudad moderna de rascacielos y zonas verdes en la que conviven en
perfecta armonía una gran mezcla de culturas: principalmente
malayos, chinos e indios.
Por
una ventana lateral, frente a nosotros, las majestuosas Torres
Petronas
y al frente se encontraban algunos de los edificios más
representativos de la ciudad. El aire acondicionado nos permitió
aislarnos de la temperatura reinante en el exterior excesivamente
alta y disfrutar del espectáculo mientras no dábamos crédito al
acierto que habíamos tenido en la elección del hotel.
Una vez que hubimos tomado posesión de tan estratégica y cómoda
atalaya, nos decidimos por dar el primer paseo por la ciudad, para lo
cual escogimos los alrededores del hotel. Rápidamente se nota que la
urbe bulle de movimiento y actividad. A diferencia de otras grandes
ciudades que hemos conocido (por ejemplo en Sudamérica donde suele
reinar cierto caos en la circulación) aquí se observa un orden no
forzado, donde la ausencia absoluta de pitidos o frenazos contribuyen
sin duda a la relajación de los viandantes. No obstante, por lugares
transitados tanto por vehículos como por personas, hay que tener
cuidado de no ser atropellados por los muchos automóviles eléctricos
que se desplazan sigilosamente.
Al igual que en cualquier ciudad europea, frente a la salida de un
gran centro comercial, un grupo de muchachos amenizaban el ambiente
con su música, una mezcla de ritmos asiáticos y occidentales. Otros
grupos musicales esperaban estoicamente la finalización del
espectáculo para realizar posteriormente su intervención.
La población se muestra sensible a estas espontáneas actividades
callejeras y la gente joven no pierde la oportunidad de fotografiar
los eventos y enviar whatsaaps desde sus teléfonos. Y sobre éste
particular comentaros que nunca habíamos visto semejante oferta de
móviles y compañías telefónicas. Sin duda, el uso de estos
dispositivos está invadiendo la vida del ser humano en cualquier
rincón del mundo ¡que invento! ¡que necesidad tenemos de utilizar
cualquier sistema que permita no sentirnos solos manteniendo la
distancia!
Malasia
es sin duda un país extraordinario, donde conviven en paz y armonía
muchas culturas muy diferentes. Hemos podido comprobar, en multitud
de oportunidades, como la población se relaciona entre ella sin
problemas y con absoluta libertad. Todas las posibles combinaciones
entre las diferentes culturas (malaya, china e india) son posibles y
dentro de cada una de ellas existen variadas formas de vivir sus
propias costumbres. El ejemplo más significativo está en la
población malaya ya que ésta es eminentemente musulmana, sin
embargo esta singularidad religiosa se vive de muchas formas e
intensidades. La inmensa mayoría de las mujeres malayas cubren su
cabeza con el clásico pañuelo o hiyab,
pero respecto al resto de la vestimenta existe una permisividad
total. Es muy habitual observar mujeres que combinan el complemento
tradicional con pantalones vaqueros, como se observa en la siguiente
fotografía o con trajes largos de múltiples y variados motivos a
cual más bonito, y en contadas ocasiones, hemos visto los burkas
más conservadores.
En
Kuala
Lumpur
el comercio es impresionante. Las calles están atiborradas de
pequeñas tiendas donde se vende absolutamente de todo
(desgraciadamente, el jamón ibérico, el queso de
Cabrales
y la sidra brilla por su ausencia...). Por otro lado existen multitud
de centros comerciales muy elitistas donde ofrecen cualquier producto
o marca considerados en Europa como exclusivos.
Durante
el trayecto que recorrimos en taxi el primer día desde la Estación
Central
hasta el hotel, pasamos por un edificio de exquisita arquitectura que
era el Museo
Textil.
Ello nos indicó que sin duda nos íbamos a encontrar con una gran
oferta en este sentido. Al existir en el país varias etnias
culturales y cada una de ellas tener sus propias características
estéticas respecto a la forma de vestir, nos hemos encontrado con
inmensas galerías donde se venden todo tipo de vestidos y
complementos. Los hindúes disponen de una extensa oferta y el estilo
que más nos ha llamado la atención son los atuendos femeninos con
una variedad increíble de formas y colores como se puede apreciar en
la siguiente fotografía. Los complementos para los varones, en este
caso el calzado, son auténticas obras de arte.
Por otro lado los malayos disponen también de una variedad
sorprendente llegando a su punto más álgido en aquellas vestimentas
destinadas a los actos sociales. De nuevo los colores atrevidos
combinados con los diseños más tradicionales nos han sorprendido
muy gratamente tal y como muestra la siguiente fotografía. Y para
finalizar quedan los chinos, pero éstos utilizan generalmente los
vestidos y complementos de nuestro mundo occidental y por ello no
existe ninguna particularidad que mencionar. Al observar a nuestro
alrededor tanta gente diferente, vestida de manera elegantemente
tradicional y en su gran mayoría luciendo artículos de un indudable
valor estético, no nos quedó otro remedio que identificar nuestras
costumbres y estética con los chinos que pululaban por la ciudad. En
este caso, y desde nuestra expectativa, el contraste es radical
balanceándose sin duda a favor de unas culturas milenarias, la
malaya y la india, donde todo es color y elegancia, muy lejos de
la uniformidad que nos caracteriza a los occidentales y
neo-modernistas.
Y
por fin visitamos el icono más internacional de Kuala
Lumpur,
las Torres
Petronas,
dos moles impresionantes que dominan la ciudad y en las que se ha
invertido una arquitectura magnificéntemente estética en
consonancia con el desarrollo del país asiático. Las Torres
Petronas
tienen una altura de 452 metros y 88 pisos y fueron las más altas
del mundo durante seis años hasta que el edificio Taipei,
en
Taiwan,
las superó en 2004. Hoy en día siguen siendo un símbolo de Malasia
siendo sede de compañías emblemáticas como la petrolífera
Petronas
y Microsoft
Malasia entre
otras.
Después
de visitar las torres y el lujosísimo centro comercial que se haya
entre ellas, localizamos otro lugar cercano que bullía de actividad
y que figuraba como Edificio
de Congresos.
Sin duda se estaba desarrollando algún gran evento a la vista de la
cantidad de gente que transitaba por el lugar, pero todas las
especificaciones en forma de letreros y publicidad eran ilegibles
para nosotros al estar escrito en malayo o chino. No obstante
decidimos investigar y para ello nos adentramos en el edificio.
Rápidamente nos dimos cuenta que era una Feria
de Alimentación
y entre otras muchas actividades, una de ellas había sido un
concurso de tartas protagonizado por afamados chef de varios países
asiáticos, cuyos ganadores veis en la fotografía.
Todo
ello nos pareció tremendamente atractivo, así que raudos y veloces
nos dispusimos a pasar al interior del recinto. Amablemente nos
detuvieron en la puerta y con una espectacular sonrisa fuimos
invitados a subir al segundo piso para realizar la inscripción ya
que la feria era exclusivamente para profesionales del sector.
Pero... ¡poco sabían los malayos y chinos de los “temporales”
por los que ya habíamos pasado! así que después de corresponder
con una sonrisa española de oreja a oreja, nos dirigimos con
decisión hacia las oficinas indicadas. Allí nos esperaba una cola
importante con personajes cuya apariencia física nos recordaban a
Pedro
Subijana
o a Ferrán
Adriá
pero con los ojos rasgados... Al final, situados frente al mostrador,
una señorita muy amable nos pidió nuestras credenciales, a lo cual
y ante su asombro, le contestamos ¡que a eso precisamente habíamos
venido a la Feria...! y sin saber muy bien como ocurrió y después
de poner por nuestra parte un poquito de imaginación... salimos de
la oficina con el título de Chefs
del
Café
Malibú
en España, y para que conste os mostramos la siguiente
documentación.
Orgullosos
y legalmente constituidos como profesionales del sector de la
alimentación, salimos de aquella oficina con nuestra nueva
certificación (y ahora, recordando lo acontecido, no sabemos muy
bien lo que pudo pensar la china que nos atendió mientras Guillermo
se alejaba del mostrador en pantalones cortos...) Ante las
credenciales exhibidas se abrieron las puertas de la feria, y con
nuestra singularidad occidental, nos introducimos en un mundo
alucinante donde se mostraban todo tipo de productos alimenticios
asiáticos. La inmensa mayoría eran extraños para nosotros, pero
otros resultaron ser auténticas delicatessen
(sin estar seguros al día de hoy si eran vegetales, carnes o
pescados). Pero lo más emotivo de nuestra experiencia era cuando al
pasar por los diferentes stands nos interpelaban con frases como:
“Good
morning chefs...”
o “Chef,
could you give your opinions on our products...?”
También
y coincidente con nuestra estancia en la capital de Malasia, se
celebró el 80 Aniversario de las Fuerzas Armadas. Y para ello se
organizó un multitudinario evento en la Merdeka
Square (Plaza de la Independencia).
Después de un marcial desfile de los cuerpos que componen el
ejército malayo ante las más altas autoridades y el público en
general, se expuso en diferentes stands todo tipo de armamento
mientras los soldados se mezclaron con la población, momento en el
cual aprovechamos para sacarnos unas fotografías con tan fieros
guerreros.
El viernes es un día importante para los musulmanes y fuimos
espectadores de un acto religioso donde se congregaron cientos de
seguidores. La edificación de color azul que podéis ver en la
siguiente fotografía, es una mezquita y al estar ésta absolutamente
abarrotada de fieles, al resto no le quedó otro remedio que extender
sus tapices sobre la acera y carretera, orientarse hacia la Meca y
seguir el ritual desde el exterior.
Desperdigados por la ciudad también hay varios templos hinduistas
los cuales son excepcionalmente bellos con sus múltiples motivos
ornamentales. Éstos están muy cuidados y en sus interiores suelen
vivir pequeñas comunidades de monjes. Por 0,40MYR nos recogieron el
calzado en la entrada y pudimos ser espectadores de un ritual en el
que varios monjes bañaban, literalmente, a una serie de imágenes
del dios Ganesha (la deidad con cabeza de elefante y cuerpo de
hombre) rociándolas con leche(no sabemos de qué) Solo sabemos que
era el ritual de la ofrenda y sentimos no poder daros más
explicaciones ante nuestra ignorancia sobre la religión hindú.
Por otro lado los templos chinos son abundantes y espectacularmente bonitos, aunque más sobrios que los hinduistas y constantemente velados por una cortina de humo como consecuencia de la incineración de miles de espirales de incienso. En este caso, no estamos muy seguros si el templo también se utilizaba como posada o restaurante, ya que en su interior pudimos observar a varias personas degustando la clásica ración de arroz o simplemente que coincidía con la hora del almuerzo.
Y
para finalizar os mostramos a una familia hindú que conocimos en un
festival de música. Cuando te encuentras de frente con estas
culturas tan orgullosas de sus propias tradiciones y todo ello
reflejado en una forma de vestir tan armoniosa y elegante, nosotros,
ataviados a lo turista occidental como era el caso o en el supuesto
de portar los atuendos más habituales de nuestra vida
“hipermoderna”...
no podemos evitar sentimos decididamente grises.
Y
con esta fotografía de Aahna
una niña hindú de ocho años, ataviada de manera clásica, os
queremos transmitir la misma alegría y serenidad que se desprende de
su rostro. Originaria de la India y muy orgullosa de su nacionalidad
malaya, es también un símbolo real de un país que ha sabido
integrar diferentes culturas en una misma dirección socio-económica,
esgrimiendo un alto nivel de tolerancia y respeto a los orígenes de
cada cual. Malasia, todo un ejemplo de convivencia.
Esperamos que este nuevo reportaje, alejado de las cuestiones
puramente náuticas, también sea de vuestro agrado. Recordar que
para nosotros el navegar es un medio no un fin, un medio muy adecuado
para visitar el mundo y darnos cuenta que no hay dioses, ni razas, ni
valores mejores unos que otros y que solamente cuando compartes una
sonrisa sincera comprendes el verdadero valor que debería imperar
con carácter general en el ser humano.
Como siempre esperamos vuestros comentarios. Recibir un fuerte abrazo.
Isabel&Guillermo
Como siempre es un placer leeros y visitar con vosotros esos lugares.
ResponderEliminar¡Que cara mas dura!, mira que colaros en la feria gastronómica, ja,ja
Un abrazo
Hola Javier, gracias por la intervención. Nuestra experiencia por la Feria de la Alimentación Asiática, ha sido muy satisfactoria y sin duda se enriqueció con nuestra singularidad occidental...jejeje... Un cordial saludo. Isabel&Guillermo
EliminarMe gustan sus reportajes y también su libro, pero no será tiempo de navegar y contar de ello.
ResponderEliminarPorque la cosa, como que se está desviando. Preferimos saber de barcos que de autobuses.
Hola Bienes, muchas gracias por la intervención. Como ya comentamos en el reportaje la navegación para nosotros es un medio, no un fin en si mismo, por ello relatamos todas aquellas vivencias que están relacionadas directamente con el mundo de los transmundistas náuticos. Sentimos mucho que usted solo haya visto en el reportaje "autobuses" y más aún si pertenece a un club o asociación de navegantes y habla en nombre de todos ellos..."preferimos". De una u otra manera, en un mes, más o menos, los monzones cambiarán de dirección y retomaremos la navegación. Reciba un cordial saludo. Isabel&Guillermo
EliminarNo hagáis caso; lo que más interesa de los viajes son las historias paralelas; el trayecto en sí muchas veces es monótono y repetitivo de leer o de escribir. Además cada uno cuenta el cuento cómo quiere, para eso lo vive uno mismo.
EliminarUn saludo de La Maga
Hola La Maga. Muchas gracias por tu intervención, una intervención muy experimentada en los avatares náuticos. Recibe un cordial saludo desde Malasia de tus amigos Isabel&Guillermo
EliminarMagnifico reportaje ¡¡¡¡Que envidia !!!!!.Leído también el libro de Isabel,muy entretenido y ameno.Recibir un saludo afectuoso desde la Estaca de Bares,punto mas septentrional de España ja,ja,ja, Buena suerte.
ResponderEliminarHola Vicedo, muchas gracias por tus comentarios. ¡Buen sitio la Estaca de Bares! buenos recuerdos de la Ria del Barquero y de las lubinas que hay por esas aguas. Recibe un cordial saludo. Isabel&Guillermo
EliminarEstupendo reportaje, enhorabuena, lo mio es la pesca pero me encanta el mar, un saludo desde sevilla
ResponderEliminarMuchas gracias Anónimo, quizás nos conocimos en nuestra visita a Sevilla y posteriormente a Cadiz dando charlas y jornadas. De una u otra manera, gracias por la intervención y recibe un cordial saludo desde Malasia. Isabel&Guillemro
EliminarGracias por el reportaje. Muy interesante. ¡Buen viaje!
ResponderEliminarHola Arte Pun, muchas gracias por la intervención. Nos sentimos muy complacidos de que te haya gustado el reportaje. Contamos con tus consideraciones y opiniones para los siguientes. Recibe un cordial saludo. Isabel&Guillermo
EliminarIsa, vas demasiado sexi, cuando casi todas las féminas van con velos y muy cubiertas, a ver si les cambias el chip a esa buena gente.
ResponderEliminarHola Consti, algo de razón tienes pero que se va hacer soy una mujer occidental, no pretendo sembrar la semilla de la discordia pero lo que no tolero es la desigualdad en la vestimenta según el sexo. Si todas las personas tanto hombres, como mujeres vistieran según sus preceptos religiosos sería la primera en pasar lo más desapercibida posible pero lo normal es que los hombres vistan al más puro estilo occidental sin ningún signo externo que los encasille hablando de cuestiones teológicas. Me gustaría saber si realmente a las chicas les gusta llevar la cabeza cubierta en vez de lucir su melena al viento. Por si acaso yo llevo el pelo corto para no provocar un levantamiento en tierras musulmanas. Un beso
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